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  1. Visita de la escritora Ana Alcolea

    luns, 17 de febreiro de 2020


    El pasado 6 de febrero tuvimos la suerte de contar con la presencia de la escritora zaragozana Ana Alcolea en nuestro centro. 
    El motivo de esta visita era adentrarnos en el universo literario de dos de sus apasionantes novelas juveniles: El retrato de Carlota (leída por alumnado de 1º de ESO) y El medallón perdido (2º de ESO).
    Para presentar a Ana Alcolea y plasmar breves pinceladas sobre ambas obras, contamos con la generosa ayuda de dos alumnas de 1º de ESO ( Soraya y Andrea) y de un alumno de 2º ESO (Isaac). 




    Posteriormente, a través del discurso de la escritora, de las imágenes proyectadas y de las preguntas de nuestro alumnado, pudimos conocer con más detalle las dos novelas y cuestiones que no aparecen en ellas.
    Ana Alcolea comenzó con una serie de preguntas: “¿Os dais cuenta de que cuando leéis un libro vosotros también estáis creando? ¿Habéis imaginado todos de igual manera a Benjamín o cómo era el collar de Carlota? Seguro que no. Y es que las palabras tienen el poder mágico de la evocación.”
    Tras profundizar en este aspecto, nos introdujo en las emociones. Siempre, según ella, sus novelas surgen de las emociones. Así, El medallón perdido es fruto de un fuerte impacto emocional, ya que empezó a escribir esta novela de aventuras pocos meses después de la muerte de un primo suyo en avioneta en África. Benjamín, el protagonista de esta novela, también va a ese continente a conocerse a sí mismo y sus raíces después de que su padre falleciera mientras sobrevolaba tierras africanas en avioneta.
    Algo parecido ocurre con los objetos personales. Un objeto puede convertirse en inspiración para crear una obra. Alcolea nos relata, para ejemplificarlo, la infancia de su madre. Eran tiempos difíciles y no contaban sus padres con una economía boyante para poder tener muchos juguetes. Sin embargo, una vecina suya (que había sido rica antes de la guerra ) les hizo entrega de una caja de juguetes. En aquella caja, la madre de Ana halló mientras jugaba unas cuentas de cristal que unirían y formarían un collar. Con el paso del tiempo, Ana viaja a Venecia y se lleva el collar para investigar, pues por su aspecto siempre pensó que podía ser de allí. Preguntó, pero no halló respuesta. Una tarde se dirigió a la sala de los retratos y de los espejos del Café Floriani y pidió una taza con chocolate. Los retratos, los espejos, un beso de chocolate, el café Floriani, Venecia….aparecen en El retrato de Carlota.
    Por otra parte, un aspecto que muchos alumnos y alumnas desconocían era que en ambas novelas aparecía un mismo personaje. Ana Alcolea pregunta “¿Con qué frase termina El medallón perdido?” Algunos responden “…con la palabra fin”, pero otras voces, entre ellas la propia escritora lo dejan claro: “..con la frase: ¿Hace usted jarabe de rosas?”. El personaje que elabora jarabe de rosas en El medallón perdido es la tía Ángela. En esta novela su presencia es casi nula; sólo sabemos que es escritora, que hace jarabe de rosas, que es italiana y poco más. Pero su creadora, Ana Alcolea, nos dice que muchas posibilidades en este personaje y decide introducirlo en El retrato de Carlota, aportándole mayor protagonismo.
    No solamente tenemos como nexo de unión de ambas novelas al personaje de Ángela. Para aquellos que no hayan leído la otra novela tenéis que saber que ambas son novelas de búsqueda por parte de sus protagonistas (Benjamín, Carlota), de viajes al extranjero (África, Venecia), de referencias culturales (árboles iboku, rituales africanos, música…), de valores comunes (amistad, amor, cooperación…), de objetos personales (un medallón, un collar),etc.
    Las imágenes que se proyectaron sobre El medallón perdido y la cultura africana dio pie a muchas preguntas. Conmovió especialmente el momento en el que se hacía referencia a que muchas tribus rechazaban a los niños albinos por su color de piel porque creían que atraían la mala suerte.
    Está claro que la charla fue amena y gustó muchísimo. Ello se percibió en el fortísimo aplauso final y en los comentarios de los alumnos y alumnas.
    Ana Alcolea concluyó firmando y escribiendo ejemplares.
    Muchísimas gracias, Ana. Hasta pronto.


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